jueves, 27 de septiembre de 2012

Mi tercer relato.


El fantasma solitario ya no esta solo
Érase que se era, que en buena hora sea...
En un castillo alejado en medio de un profundo bosque, habitaba un ser extraño al que nadie había visto nunca. Tan solo se escuchaban enormes ruidos procedentes del sótano, de dicho castillo. En el habitaba un pequeño fantasma que se sentía cada vez más solo y más triste. Así que decidió construir una nave espacial para poder huir de su soledad.
En dicha nave construyó una puerta especial que tan solo, podía abrir el con el sonido de sus labios.
Pero el pobre como se encontraba tan solo pensó:
  • Bueno, pero si construyo esta nave solo para mi voy a seguir con mi soledad Tristan, que así se llamaba el fantasma, se puso enfrente de la puerta y dijo:
  • A la clase de 6ºC
Él quería ir al colegio de Íllora (Granada) para así poder tener amigos y amigas para dejar, de estar solo ya que su vida en el castillo era bastante aburrida (``NI SI QUIERA TENIA A NADIE A QUIEN ASUSTAR'')
Una noche se desencadenó una gran tormenta, y los alumnos de 6ºC que habían salido de excursión se habían perdido en el enorme bosque que rodeaba el castillo del fantasma, y no les quedó más remedio que pasar la noche en ese castillo.
Mojados, cansados, y con mucho miedo entraron en el castillo.
Fuera retumbaban los relámpagos y los truenos, de pronto escucharon una puerta, se oyó unos pasos que daban miedo, mis compañeros y yo estábamos temblando del susto. Y cada vez se escuchaban más cerca los pasos hacia la puerta. De pronto dijo el fantasma:
  • ¡¡¡¡¡¡¡¡Jolines como llueve voy a buscar un paraguas!!!!!!!!!.
Y a mis compañeros y a mí nos hizo tanta gracia, que se nos quitó el miedo y nos hicimos amigos del fantasma.
En agradecimiento por ser amigos de Tristan y haber acabado con su soledad, nos invito para dar una vuelta en la nave espacial que había construido, y nos llevó a recorrer el espacio y contemplar los satélites y la luna.
Fue un viaje inolvidable para nosotros, pero más inolvidable fue para Tristan porque, por fin ya no estaba solo. Y tenía amigos así que los invitó a volver a su castillo siempre que ellos quisieran. (Por cierto se me olvidó comentar Juan Antonio, A. Caba y Pablo todavía están corriendo bosque abajo, del miedo que les dio entrar en el castillo y ver al pobre Tristan)
Nosotros creemos que algún día llegarán a Íllora.....
En fin fue una aventura inolvidable para nosotros y terrorífica para los que aún siguen corriendo. Por cierto, creo que ya va siendo hora de hacer una visita a nuestro amigo Tristan.
Y SE ACABÓ ESTE CUENTO CON SAL Y PIMIENTO Y RABANILLO TUERTO...

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